CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

“Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, y profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos.” (Lc 15, 1-3.11-32) Estamos ya en plena Cuaresma, y hoy se nos muestra cómo es el amor de Dios. Es algo bastante común tener roces con quienes quieres, en la familia, en la comunidad… El hijo pequeño de la parábola quiere romper definitivamente con su familia. Pedir su parte de la herencia era querer olvidarse de su padre y de la vida a su lado. No nos resulta muy lejana esa sensación de querer decir ¡basta! Algo que sorprende de esta historia es que el padre le da lo que le pide. A pesar de estar demandando una barbaridad, él acepta. Pero las cosas no van bien para quien se ha marchado y prefiere humillarse ante su familia antes que morirse de hambre, y vuelve cabizbajo… “Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, y profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos”. ¡Qué maravilla de escena! Es tan fáci...