PADRENUESTRO
En la lectura evangélica vemos como los discípulos le piden a Jesús que los enseñe a orar. La oración es un tema central en el hombre y en la mujer de fe. El punto de arranque de la oración siempre tiene que ser la realidad, lo cotidiano, con sus conflictos, sus alegrías y contradicciones. Orar no es huir de nuestros propios problemas, ni desentendernos del mundo. Es cierto que lo oración puede sosegarnos y tranquilizarnos; pero donde realmente podemos discernir su autenticidad es en la capacidad que la oración nos da, para cargar con la realidad, hacernos cargo de ella y afrontarla con valentía. La oración más que sacarnos de la realidad, no introduce más en ella, nos coloca más cerca de ella.
En la oración expresamos también nuestra indigencia y pedimos lo que necesitamos, pero con la convicción de que no nos encontraremos con Dios si no aceptamos que lo que pedimos al Señor puede que no se cumpla, por lo menos como nosotros queremos. Esto es muy importante.
Orar conlleva aceptar que la relación con Dios pasa por el desconcierto y el asombro. Orar es exponernos a escuchar la gran pregunta por parte de Dios, esa pregunta que hizo a Caín, después de lo que hizo con Abel, ¿Dónde está tu hermano? Es aceptar ese compromiso de Dios a favor de los más necesitados del mundo y de nuestro entorno: los enfermos, los que están solos. Orar es ponerse al lado de ellos.
Hacer oración es saber reconocer a Dios a nuestro lado siempre, por eso hoy nos preguntamos ¿Cómo es nuestra oración?, ¿solamente en ella nos dedicamos a pedir las cosas que necesitamos? Nosotros también como los discípulos le decimos a Jesús: “Enséñanos a orar”. Enséñanos a orar para que dejemos de lado nuestros egoísmos, nuestra soberbia, y nuestras cosas, que no nos conducen a nada, que nos hacen pequeños y mezquinos.
En este domingo le pedimos al Señor que nos enseñe a hacer realidad, esa nueva relación que debemos tener con Él, o sea que lo consideremos como lo que por otra parte le decimos todos los días: Padre nuestro. Se lo pedimos al Señor, especialmente para nosotros, para los que estamos aquí, y lo hacemos al tiempo que recordamos a todos los que sufren, a los enfermos, o a los que están solos o a los que necesitan de nosotros.
(https://www.parroquiasanblas.es/homilias/domingo-xvii-del-tiempo-ordinario-c/)
Comentarios
Publicar un comentario