SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

Una vez un catequista preguntó a un niño qué era un santo. El niño, antes, estando un día en la iglesia, preguntó a su mamá qué eran aquellas figuras que veía en las vidrieras de la iglesia y que brillaban tanto cuando salía el sol. Su mamá le había dicho que eran santos. Y ahora el niño contestó al catequista con rapidez y precisión: Un santo es un hombre por donde pasa la luz. Preciosa definición.
Eso son los santos: seres transparentes, espejos de la luz de Dios, que se purifican constantemente para captarla mejor y reflejarla más perfectamente. Esos son los santos: los grandes amigos de Dios.

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