DÍA DE LA VIDA CONSAGRADA


7 pensamientos de Juan Pablo II sobre la Vida Consagrada


 1. A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que, dóciles a la llamada del Padre y a la moción del Espíritu, han elegido este camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse a él con corazón “indiviso” (…) mostrando que la opción de total entrega a Dios en Cristo no es incompatible con la cultura y la historia de cada pueblo.
  2. Desde los primeros siglos de la Iglesia ha habido hombres y mujeres que se han sentidos llamados a imitar la condición de siervo del Verbo encarnado y han seguido sus huellas viviendo de modo específico y radical, en la profesión monástica.
  3. Los monasterios han sido y siguen siendo, en el corazón de la Iglesia y del mundo, un signo elocuente de comunión, un lugar acogedor para quienes buscan a Dios.
  4. En la soledad y el silencio, mediante la escucha de la Palabra de Dios, el ejercicio del culto divino, la ascesis personal, la oración, la mortificación y la comunión en el amor fraterno, orientan toda su vida y actividad a la contemplación de Dios.
  5. Los religiosos y religiosas deben continuar en cada época tomando ejemplo de Cristo el Señor, alimentando en la oración una profunda comunión de sentimientos con Él, de modo que toda su vida esté impregnada de espíritu apostólico y toda su acción apostólica esté sostenida por la contemplación.
  6. ¡Qué hermosos es estar contigo, dedicarnos a ti, concentrar de modo exclusivo nuestra existencia en ti! En efecto, quien ha recibido la gracia de esta especial comunión de amor con Cristo, se siente como seducido por su fulgor.
  7. En la unidad de la vida cristiana las distintas vocaciones son como rayos de la única luz de Cristo, “que resplandece sobre el rostro de la Iglesia”.

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